La base de la preparación es la masa, realizada con harina, agua, sal y levadura de cerveza, sin grumos y “ligera”, esto es, líquida, donde se sumergen las verduras cortadas, o las mollejas limpias, los troncos de bacalao “desalado” (mantenido en remojo en el agua, cambiándola varias veces), cuadrados de polenta cuajada, queso ricotta amalgamado con pimienta y sal, o las flores de calabaza (eliminando el pistilo duro). Completan la fritura las “zeppulelle”, pequeños trozos de masa fermentada fritos, croquetas (de dimensiones más pequeñas que la croqueta auténtica, y sin fiordilatte [variedad de queso] en su interior), pequeños «arancini» denominados también “bolas de arroz” (arroz hervido, con guisantes o carne picada, con o sin salsa de tomate, todo ello rebozado). Todos estos ingredientes se fríen en abundante aceite, cambiado a menudo, y se ofrecen en el «cuoppo» o cono de papel, que también tiene la función de absorber el aceite excedente derivado de la fritura.
La fritura napolitana es , junto con la pizza, la típica comida para llevar de la tradición napolitana, ofrecida normalmente a los paseantes y consumida por la calle paseando; mencionada en innumerables textos culinarios. El producto está muy difundido por la ciudad de Nápoles y por su provincia, de la mano de las llamadas «friggitorie», locales donde se preparan y venden productos gastronómicos predominantemente fritos, pero también se encuentra en los restaurantes y en las pizzerías.