Muchos de los platos que hacen de Italia una cuna gastronómica hunden sus raíces en las cocinas boloñesas: tortellini, tortelloni, tallarines, lasañas. Pero todos estos productos tienen un denominador común: la hoja, esto es, la materia prima de origen. Fina o gruesa, rugosa o lisa… las variantes son infinitas, tantas como cuantas son nuestras abuelas, pero los ingredientes de origen son siempre los mismos, y son solo dos: simplemente harina y huevos. «Una mujer que sabe hacer la pasta como es debido tiene un prestigio que resiste todavía hoy a cualquier otra exigencia de nuestro tiempo» (Sophia Loren). Son las sfogline, las mujeres cuyo oficio consiste en preparar la pasta fresca, quienes guardan los secretos de nuestra cocina, manteniendo viva una tradición hecha de sabores naturales y artesanales. Y por más frenética que sea la vida moderna, la tradición está siempre bien preservada en J-Momo.