Producir pasta fresca sin gluten es una actividad que requiere muchísima atención y experiencia: de hecho hay que dar con la mezcla correcta de harinas para que la pasta no salga gomosa ni se deshaga al cocerla, hay que añadir las dosis justas de aditivos que sustituyan las propiedades espesantes y adherentes del gluten, y por último hace falta una gran habilidad manual para amasar, dar forma, cerrar y confeccionar la pasta, sobre todo la pasta rellena sin gluten. Este es el motivo de que la producción de pasta fresca sin gluten sea casi imposible para la industria alimentaria: las máquinas no pueden sustituir la mano del hombre, y una tentativa no podrá más que llevar a obtener pasta con un sabor químico no auténtico.
La solución, para quien desea el placer de la pasta fresca sin gluten, es confiar en una fábrica de pasta artesanal.